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((**Es12.330**) días de descanso y no de ocio, ordenó que se les dieran algunas clases y se les asignaran ligeras ocupaciones compatibles con el deseado alivio. La siguiente carta, escrita por don Julio Barberis a don Juan Bautista Lemoyne, director de aquel colegio, contiene su precisa voluntad con respecto a la cuestión. Muy Rvdo. Director: Me encarga don Bosco que le escriba lo que expongo a continuación, respecto a las vacaciones de nuestros clérigos en Lanzo. Ruego a V. S. que lea estas disposiciones a dichos clérigos reunidos. 1.¦ Así como para que una casa sea ordenada, hace falta que haya quien mande y quien obedezca, así don Bosco establece que el Director del colegio sea quien tenga también la alta dirección de dichos clérigos y de las disposiciones a tomar por lo que toca a las vacaciones. ((**It12.386**)) 2.° El encargado particularmente de la ejecución de todo será el profesor don Francisco Rossi, del que dependerá cada uno en todo. El, por su parte, procurará estar siempre con los que pasan las vacaciones. Don Bosco cree que lo podrá hacer, ya que ha terminado sus clases 1. 3.° Para que, como es de desear, el descanso del cuerpo no sea nocivo para el alma, sino que, al contrario, al cobrar nuevo vigor el cuerpo pueda también adquirirlo el alma, háganse siempre en común nuestras acostumbras prácticas de piedad en las horas más oportunas. 4.° Además, a fin de que todos tengan un estímulo para estar totalmente sometidos y para cumplir exactamente las prácticas de piedad, se encarga a don Francisco Rossi que califique diariamente la conducta de cada uno en particular y que envíe cada día una nota a don Bosco. Tengan todos mucho empeño por ser lux mundi et sal terrae. No haya un solo momento en nuestra vida sin recordar prácticamente el precepto que nuestro Divino Maestro daba a los sacerdotes y a todos los que aspiran al sacerdocio. Procúrese, por el contrario, que nuestra lámpara irradie cada vez más luz, de modo que dé esplendor e ilumine bien la casa en que nos encontramos. Hágase de modo que nuestra sal sea cada vez más sazonadora y cobre cada vez más fuerza para dar sabor y preservar de la corrupción a los que nos rodean. Esto es, muy reverendo señor Director, lo que nuestro querido padre don Bosco me encargó le escribiera. Yo lo hago con toda solicitud y mucho gusto, pues no hay nada que me interese tanto como obedecer inmediatamente al que es para mí y para todos nosotros el representante del mismo Dios. Tenga a bien, Señor Director, creerme De V. S. Ilma y muy Rvda. Su s. s. y hermano en Jesucristo JULIO BARBERIS, Pbro. Turín, 17 de agosto de 1876. 1 Don Francisco Rossi era el consejero escolástico en Lanzo. (**Es12.330**))
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