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((**Es12.316**) ((**It12.368**)) Para que no tengáis que pasar este bochorno, os doy un buen consejo. A los quince días de estar en casa, escribidme. >>Lo haréis? Recuerdo que el año pasado tomé nota de unos cuarenta que me daban pocas esperanzas de perseverar en el bien. -Escribidme, les dije, cada quince días comunicándome el plan de vida que seguís en vuestras casas, para que yo os pueda aconsejar, y hallaréis fuerzas para cumplir los buenos propósitos. -íParece increíble! De cuarenta que yo había apuntado, ni uno solo me escribió. A su vuelta les pregunté por qué no me habían escrito, tal y como me lo habían prometido. Contestaron: -No marcharon bien nuestras cosas y teníamos miedo. -íTeníais miedo! Pero, >>no sabéis que éste es un engaño del demonio? El se alegra de vuestro silencio, de vuestra repugnancia a hacer lo que es necesario para vencer el mal o prevenirse contra él y dice: ->>No trabajas tú? Trabajaré yo. >>Tú callas? Yo hablaré. Y así os va cerrando la boca para aumentar después vuestro bochorno. Tengo que daros otro aviso, que considero muy importante. Hay jovencitos que llegan a su casa, entran, saludan simplemente a sus padres y van a acurrucarse en un rincón sin decir una palabra. Parece que hayan venido al Oratorio para aprender a ser tercos y ponerse de morros. Esto parece extraño y, sin embargo, no es raro que suceda. Mal hecho. Junto con la ciencia habéis recibido también una buena educación. Por eso, al llegar a casa, saludad amablemente a los parientes, preguntad si marcha bien el campo, si prospera el negocio, si tal pariente, o tal amigo goza de buena salud. Los parientes, por su parte, os pedirán noticias de vuestra salud, os preguntarán si habéis aprobado y vosotros podréis contestar: -Sí, he aprobado; íaquí tenéis el primer premio! íHe aquí el diploma que he ganado con mi buena conducta y aplicación! Otro dirá: -No he logrado ningún premio, pero aquí tenéis mis calificaciones las cuales dicen, por lo menos, que hice lo posible para que quedarais satisfechos: -O bien alguno tendrá que decir: -Fui al combate, luché y caí herido; pero os prometo estudiar en estas vacaciones para reparar en los exámenes de noviembre 1 y ponerme al nivel de los demás compañeros. Si habláis de esta manera, los parientes quedarán contentos o al menos satisfechos, pensando que no han malgastado el dinero. Lo mismo que os he dicho que hagáis con los parientes, hacedlo también con las personas que debéis visitar, como el párroco, el maestro, y los amigos de la familia. Entregad al párroco la hojita que habéis recibido, decidle que don Bosco le saluda y le ruega que firme esa hojita a la hora de volver al Oratorio. Hay algunos con el temor de que, cuando estén en casa, se les envíe una cartita invitándoles a quedarse en el pueblo para el próximo curso. Tranquilícense y piensen que los Superiores no son malos; y que, ((**It12.369**)) por el contrario, sólo desean su bien. Si se portaron bien, pueden ir tranquilos a vacaciones sin miedo a que se les envíe la famosa cartita. Los que saben haber merecido tal cartita y que les será enviada (pero afortunadamente este año la cuestión fue mucho mejor que en los años anteriores) por su mala conducta y su holgazanería en los estudios, tienen todavía un recurso para anularla y pueden decir: ->>Quién sabe si mis Superiores no me volverán a admitir, si hago un firme propósito de enmienda de costumbres? -Pues bien; háganlo así y también ellos podrán pasar tranquilos sus vacaciones. 1 Así era. Volvían de las vacaciones otoñales y entonces se hacían los exámenes de recuperación. (N. del T.) (**Es12.316**))
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