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((**Es12.267**) en Buenos Aires y espero que dentro de algunos años no serán necesarias sino raras expediciones. Me encomiendo también a la caridad de V. E. Rvma., suplicándole nos proporcione algún objeto del que pueda V. E. disponer para estas misiones, como por ejemplo, misales, antifonarios, graduales, cartillas de preces para la bendición con el Santísimo Sacramento y para las misas de difuntos, o vasos u ornamentos sagrados de ((**It12.310**)) cualquier clase. Los misioneros nos piden todas estas cosas, especialmente para las casas, que van a abrir en los confines de Patagonia. Por la carta impresa, que le acompaño, puede V. E. conocer el grave estado de la misión salesiana y convencerse de que éste parece ser el momento favorable para dar un paso hacia los salvajes patagones y también hacia los pamperos. Para reducir en lo posible el trabajo de S. E., he encargado de todo al señor Alejandro Sigismondi, mi procurador general, que habita cerca del palacio de Propaganda. El cumplirá cualquier disposición, cualquier cosa que se le ordene a este propósito. Es un piadoso señor, que trabaja de muy buen grado por el bien de la Iglesia y no necesita de nada. Compadezca V. E. la libertad que me tomo; pero estoy convencido de que el éxito de este proyecto depende, después de Dios, del apoyo que V. E. preste al mismo. De acuerdo con su propuesta, he aceptado las escuelas de Ariccia y probablemente también las de Albano. Humildemente postrado, imploro su santa bendición, mientras con la mayor gratitud tengo el honor de poderme profesar De V.E. Turín, 23 de agosto de 1876. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. Ignoramos qué efecto obtuvo esta súplica; sabemos, en cambio, que un ruego análogo, dirigido al Padre Santo, logró un óptimo resultado. En efecto, Pío IX, por medio del cardenal Bilio, no sólo le expresó su alta complacencia por la nueva expedición, sino que le envió cinco mil liras, <>, advertía el mismo Cardenal, si se tenían en cuenta los inmensos gastos, que, por entonces más que nunca, pesaban sobre el Papa 1. Otros informes en torno a la solicitud de don Bosco para preparar el personal y recoger el dinero necesario, nos los proporcionan dos cartitas, que él mismo escribió a don Juan Cagliero en la primera mitad de septiembre. Queridísimo Cagliero: Si puedes, procura que los pasajes sean pagados aquí y que también se nos envíe el dinero a nosotros. El Cónsul general argentino nos aseguró grandes ((**It12.311**)) rebajas. 1 Carta del cardenal Bilio a don Bosco, 29 de octubre de 1876. (**Es12.267**))
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