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((**Es12.158**) -Son renuevos de olivo, que es preciso cultivar, pero es preciso que las plantitas permitan al cultivador cortar las raíces, los brotes inútiles y dañinos; extirpar la grama y el gorgojo que podría echarlos a perder. Vos lo comprendéis, y se lo explicaréis después a ellos más detenidamente. Estas tiernas plantas deben crecer para sí y después dar fruto para su dueño. íAy de la planta que queda inactiva y no da fruto! Es completamente inútil para su amo. Bendiga Dios a estas plantitas, que. El las guíe y las haga fructificar para su mayor gloria. Tomó después la pluma y, de su puño y letra, escribió al pie de vuestro saludo: Dominus vos benedicat etc., como puedes verlo en el saludo, que te devuelvo, porque lleva la firma del Padre Santo. Saludos especiales para Peloso, Schiapino, Tosello, etc. Escribiré más cosas en otro momento. Dios nos bendiga a todos. Créeme en Jesucristo. Afmo. amigo JUAN BOSCO, Pbro. P. D. He recibido tu carta; y estoy de acuerdo con lo que me escribes. Es bueno que los novicios den buenos paseos. Abramos un paréntesis para aclarar la posdata. Parece que las dos frases se refieren al mismo objeto; ((**It12.179**)) pero no es así. Su <> es la respuesta a una pregunta que le había hecho don Julio Barberís unos días antes de Pascua. Este había comprobado, durante su reciente predicación en Borgo San Martino que en aquel colegio se había hablado muy poco o nada de vocación a los alumnos a lo largo del curso, mientras, a su entender, convenía informarles a fondo sobre tres puntos: 1.° que no deben decidir por sí solos acerca de la vocación, sino con la ayuda del confesor; 2.° que los mayorcitos no deben aguardar al fin del curso para tomar una decisión, sino considerar los ejercicios espirítuales como el momento más oportuno para el estudio del problema; y 3.° que los alumnos de los cursos superiores deben hablar de este tema en la confesión. Don Julio era, además, del parecer de que en nuestros colegios hay que dar a los muchachos de los últimos cursos elementales unas nociones fundamentales sobre la cuestión, pues se acercan al momento en que deben decidirse a elegir los estudios clásicos o los técnicos. Esta era la cuestión sobre la que él deseaba conocer claramente el pensamiento de don Bosco y le rogaba, al mismo tiempo, que viera si el caso merecía que llamara la atención general con una circular suya. La plena aprobación formulada lacónicamente por el Siervo de Dios con su <> se refería a los puntos que acabamos de enumerar. La última de las cartas pascuales, con informes sobre la audiencia (**Es12.158**))
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