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((**Es12.148**) cristiano, no buscó, ni tampoco ahora busca, honores temporales, sin embargo, en atención al gobierno católico argentino que representa en Italia, a la gran veneración que profesa a la persona de Su Santidad y al deseo de dejar a su propia familia un documento de su adhesión a la Cátedra de San Pedro, consideraría como un precioso tesoro que la alta Clemencia de Su Santidad se dignase concederle una condecoración del grado que Su Santidad tuviera a bien. Ello serviría también para animarlo más y más a promover otras obras de caridad y especialmente para las misiones de Chile a Occidente de Patagonia, para las que ya se iniciaron las negociaciones, con la fundada esperanza de que pronto lleguen a termino con éxito. Así los Salesianos tendrán un motivo más para profesar profunda gratitud a Su Santidad y también para aumentar el número de los bienhechores, que nos prestan ayuda en nuestras piadosas empresas. Con la máxima veneración y gratitud y con profundo respeto, humildemente postrado, pido la bendición apostólica. JUAN BOSCO, Pbro. Presentó una tercera súplica pidiendo al Papa condecoraciones para dos insignes bienhechores del hospicio de Sampierdarena. ((**It12.167**)) Beatísimo Padre: El sacerdote Juan Bosco, humildemente postrado a los pies de S. S., en su nombre y con la carta comendaticia de monseñor Salvador Magnasco, arzobispo de Génova, y de muchos piadosos institutos, tiene el alto honor de presentar a la Soberana Clemencia de S. S., a dos ejemplares y ricos católicos, que, desde hace mucho tiempo, son felices empleando sus haberes en fundar y sostener institutos, especialmente dedicados a socorrer y educar a la juventud abandonada. Se llaman Angel Borgo y Juan Bautista Conti, los dos de la ciudad y diócesis de Génova. Ellos son los que, movidos por el admirable ejemplo de S. S., se comprometieron a llevar a término el Hospicio de San Vicente en Sampierdarena, donde está casi terminado un edificio, que cuanto antes podrá albergar a no menos de cien niños pobres. Para estos dos virtuosos ciudadanos se hace humilde súplica a S. S. para que se digne dar a los mismos una prueba de benevolencia concediéndoles una condecoración de alguna orden pontificia, como pareciere bien a S. S. Esta condecoración proporcionará ciertamente una gran satisfacción a sus respectivas y religiosas familias y les servirá de estímulo para perseverar en sus obras de caridad, al ser bendecidos y honrados por el Vicario de Jesucristo, a quien profesan la mayor veneración. Sumamente agradecido... JUAN BOSCO, Pbro. Una cuarta petición se refería directamente al hospicio de Sampierdarena. Probablemente el Beato la dejó en Roma cuando salió de allí, (**Es12.148**))
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