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((**Es12.141**)((**It12.158**)) CAPITULO VI VIAJE DEL BEATO A ROMA EL compañero de viaje del Beato escribió un diario lacónico del mismo, reservándose quizá el cometido de ampliarlo más tarde cuando tuviese comodidad, o de proporcionar a otro los elementos para ello. La realidad es que sus apuntes quedaron tal y como los redactó a vuela pluma en el primer momento. Afortunadamente tenemos otras noticias, que sacamos de la correspondencia epistolar y de las pláticas del Siervo de Dios, y que reproducimos tal y como las conservaron los testigos. Más que un orden cronológico seguimos en nuestro relato una especie de hilo ideal, que es bastante visible, por lo que no es menester anteponer aquí especiales indicaciones para aclararlo. Parece extraño que don Bosco, que tanto deseaba que sus sacerdotes vieran Roma y al Papa, no facilitara su intento cambiando de secretario cada vez que iba a la Ciudad eterna. Es verdad, pero sus muchos quehaceres en ella y la escasez del tiempo le obligaban a servirse continuamente del mismo secretario en casa y fuera de ella. En efecto, sucedía que el Beato tenía que preparar para las Congregaciones Romanas o para Cardenales informes escritos, que por vía ordinaria habrían requerido uno o dos meses de trabajo; él, por el contrario, desafiando la incredulidad de cuantos le oían, se comprometía a despacharlo todo en dos o tres días. Redactaba, pues, su trabajo a toda prisa y lo entregaba para pasarlo a limpio a su secretario, a quien tenía horas y horas clavado en el escritorio. A veces terminaba don Bosco su redacción ((**It12.159**)) a las diez de la noche, de lo que el secretario tenía que devolverle copiado en limpio a la mañana siguiente; así sucedía que, al ir a celebrar la misa, se encontraba con el incansable amanuense tal y como le había dejado por la noche. Nada diremos tampoco de las caminatas que le hacía darse por la ciudad a todas las horas del día. Y para servicios tan arduos y preciosos no había ninguno que pudiera prestarlos mejor que don Joaquín Berto. Un asunto poco importante, que esta vez llevaba don Bosco a Roma, era un compromiso contraído allí el año anterior. Desde el año (**Es12.141**))
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