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((**Es12.121**) -Este no tiene su conciencia en paz con Dios. >>No es cierto que un muchacho que tiene el pecado en su conciencia, si alguien le proporciona un ligero disgusto, se enfada enseguida y monta en cólera? >>Si se le pide un favor, contesta groseramente? >>Si se le reprocha un defecto, contesta con arrogancia? Traedme un joven que haya tenido la desgracia de no confesarse bien, de haber callado algún pecado en la confesión y hasta de haber comulgado sacrílegamente, y veréis que su conciencia es como el mar tempestuoso. ((**It12.133**)) Pasa un rato de recreo, pero su risa es forzada, su alegría no es sincera; se aparta triste y se pasea solo. Los compañeros le invitan a jugar, pero él se encoge de hombros y responde: -íNo tengo ganas! Va al salón de estudio, pero no puede estudiar, porque oye a la conciencia que le dice: -íEres enemigo de Dios! Va a la iglesia, pero no reza y está desganado, porque no tiene confianza de ser escuchado, porque oye siempre que resuena en su corazón una voz funesta: -íNo eres amigo de Dios! Y, para ahogar esta voz, a veces molesta a los compañeros, habla, ríe, pero con una risa forzada. Va a comer y a cenar, busca satisfacer la gula, se esfuerza por estar alegre, quiere apartar todo pensamiento de remordimiento, pero el corazón le dice: -Si murieses ahora mientras tomas tu alimento, quedarías fuera del paraíso, porque te espera el infierno. Si va a un lugar obscuro, tiembla, no se atreve a seguir adelante y se para. Llega la hora de acostarse y dice: -Quiero echarme a dormir; al menos durmiendo me veré libre de estos pensamientos que me atormentan. Pero, mientras tanto, en el domitorio se le ocurre la idea: ->>Y si no me despertara? >>Si muriera esta noche? íLlegaría a la eternidad en desgracia de Dios! Y, mientras se acuesta, piensa que su cama sería en el infierno un lecho de brasas encendidas. Si no se duerme, le turban los recuerdos del pasado; si se duerme le parece, en sueños, que los demonios quieren arrastrarlo al infierno. Si se despierta de noche, le parecerá oír al Señor, diciéndole: Hac nocte morieris et non vives (morirás esta noche y no vivirás). Veis cómo su corazón es realmente un mar borrascoso. Todo esto que os digo no es más que poner en vuestro conocimiento lo que está escrito en la Biblia, la cual nos enseña: Non est pax impiis (no hay paz para los impíos). Andaba yo estos días pasados meditando estas cosas mientras miraba el mar en borrasca y me dije: -Contaré estas impresiones a mis muchachos, porque pueden hacerles mucho bien. Tened, pues, siempre presente que, si queréis que vuestra vida sea alegre y tranquila, debéis procurar vivir en gracia de Dios; porque el corazón del muchacho que está en pecado, es como el mar continuamente agitado. Y más aún, si queréis tener larga vida, es preciso que os pongáis enseguida en gracia de Dios, que os mantengáis constantemente en ella, porque el pecado es un aguijón que acelera la muerte: stimulus mortis peccatum est. Y, como nos previene en otro lugar el Espíritu Santo, los impíos no llegan a la mitad de sus días: impii non dimidiabunt dies suos. He querido deciros todo esto para aumentar en vosotros el celo por hacer el bien, (**Es12.121**))
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