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((**Es11.71**) Seis años más tarde, hablando a antiguos alumnos sacerdotes, reunidos en el Oratorio para celebrar su día onomástico, les dijo: <> 1. El Papa Pío IX había dicho a una persona de su confianza un año antes de morir: <((**It11.75**)) que ya me parece estar viendo no sólo familias, sino ciudades y países enteros que se hacen Cooperadores Salesianos>> 2. La acción católica, definida por Pío XI como cooperación de los seglares en la jerarquía eclesiástica, >>acaso no encarna la idea dominante que guiaba a don Bosco al redactar las normas de la cooperación salesiana? Don Bosco no perdía nunca de vista en sus empresas el supremo objetivo de enriquecer a las almas con los tesoros de la gracia divina. Hasta que sus bienhechores no alcanzaron a formar un gran número, él se imponía el deber de manifestar a cada uno el reconocimiento a que se habían hecho acreedores, especialmente ofreciéndoles sus oraciones y las de los suyos, e implorando del Sumo Pontífice sus bendiciones e indulgencias particulares. Pero, al aumentar éstos con el multiplicarse de sus obras, se le hacía imposible; por eso, una vez constituida la Asociación, procuró que se les otorgaran abundantes favores espirituales que proporcionaran a los socios una preciosa recompensa a sus sacrificios y obras de celo. El Papa Pío IX alabó por vez primera y aprobó vivae vocis oraculo (con su palabra) La Asociación Salesiana el 22 de febrero de 1875. Y don Bosco, animado por la benignidad del Pontífice, envió a los Obispos el Reglamento de la Asociación, junto con el de la Obra de María Auxiliadora, implorando las correspondientes cartas comendaticias. El Obispo de Tortona, entre otros, contestaba así a don Bosco: <(**Es11.71**))
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