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((**Es11.265**) -Eso no lo sé. Tiene mucha retórica, imaginación, bonita voz; quizá es un poco rebuscado... -Está bien; prohíbele que predique por algunos años. Tenía, además, con los sacerdotes oportunamente ciertos rasgos que robaban los corazones. Así un día de aquel mismo año le dijo a don Juan Bautista Lemoyne, director del colegio de Lanzo, abriendo el cajón del escritorio: -Toma, toma dinero. -No lo necesito. -Es para que no tengas que depender del prefecto, cuando lo necesites y para que seas libre en ciertos casos y sin control de nadie. Lemoyne besó su mano conmovido. -Don Julio Barberis le acompañó una noche a su cuarto. De camino le dijo paternalmente: -Tú serás siempre el gran amigo de don Bosco. -Así lo espero. -Serás el baculus senectutis meae (el báculo de mi vejez). -Si puedo ayudarle en algo, lo haré de mil amores. -Vosotros completaréis la obra que yo he comenzado; yo hago el croquis y vosotros le pondréis colores. -í Si no estropeamos lo que hace don Bosco! -íEso no! Mira: yo hago ahora el borrador de la Congregación y dejaré a los que vengan detrás de mí que lo pongan en limpio. Ahora tenemos el germen. Tú mismo te das cuenta de lo mucho que han mejorado las cosas desde que viniste al Oratorio, no sólo en lo material, sino en el orden y en la regularidad... ((**It11.310**)) ->>Qué representa en el mundo este nuestro Oratorio de Valdocco?, le dijo en otra ocasión y con estas palabras suyas cerraremos estos dos capítulos, que ya están resultando largos. >>Qué es el Oratorio? Un átomo. Y, sin embargo, nos da tanto que hacer, y desde este rincón pensamos mandar gente a una y otra parte. íPoder de la mente humana! íBondad de Dios! íQué gran santidad la del hombre de Dios!, exclamaremos nosotros a nuestra vez. Don Carlos Ghivarello, Consejero del Capítulo Superior en aquel momento, hombre de pocas palabras, estudiosísimo de la mecánica y frío verificador no sólo de sus máquinas muertas, sino también de los hombres vivos -otro de los tipos singulares formados por don Bosco-, quiso a toda costa observar con minuciosidad al Beato Padre, para ver si conseguía sorprender en sus actos comunes y ordinarios, en sus palabras, en sus conferencias, algo menos conveniente. Y por (**Es11.265**))
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