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((**Es11.172**) el sesgo que parecía tomar el asunto, siguió un consejo que Menghini le había dado: intervino directamente ante la Comisión para recomendar la propia causa. Escribió, pues, a cada uno de los Cardenales y a monseñor Vitelleschi una carta por este estilo: Eminencia Reverendísima: Si por suerte me encontrara en Roma en estos días, pondría todo mi empeño en cumplir un grave deber yendo personalmente a saludar a V. E. Rvma., para recomendar a su bondad la Congregación Salesiana, respecto a la cual ha sido invitado S. E., a proferir un juicio de tan gran importancia como es la comunicación de los Privilegios que generalmente gozan ya los demás institutos religiosos aprobados por la Iglesia. Permita que me sirva de este humilde escrito. S. E. se me mostró padre benévolo y bienhechor insigne en el momento de la aprobación; dígnese ahora continuar otorgándome su benevolencia para que esta humilde Congregación pueda conseguir el insigne favor de la Comunicación de los privilegios. Dos grandes ventajas se derivarían de esta concesión: 1.¦ La Congregación Salesiana se pondría al mismo nivel de las otras ante las autoridades eclesiásticas. 2.¦ Debiéndose trasladar los Salesianos el próximo octubre a la República Argentina para abrir un Colegio en favor de las Misiones, y habiéndose convenido, a petición de aquel Ordinario, hacerse cargo de unas escuelas públicas y de una iglesia en San Nicolás de los Arroyos, sería muy útil que nuestros religiosos gozasen de los mismos privilegios y gracias espirituales que las demás órdenes religiosas ((**It11.197**)) y Congregaciones Eclesiásticas existentes en aquel vastísimo país. Con este medio desaparecería igualmente el motivo de la oposición del Ordinario de esta Archidiócesis de Turín, el cual no se persuade de que la Sociedad Salesiana esté definitivamente aprobada porque no le consta que goce de los privilegios de las otras Congregaciones. Con todo, me remito a la alta e iluminada sabiduría de V. E. asegurándole que, tanto por la caridad ya tenida, como por la que esperamos todavía, nos tendrá a los Salesianos eternamente agradecidos, y elevando cada día especiales oraciones por la preciosa conservación de sus días, llenos de bendiciones celestiales. Mientras se hacen en todas las Casas Salesianas oraciones y ayunos para que Dios le inspire lo que sea para su mayor gloria, tengo el alto honor de inclinarme y besar la sagrada púrpura con la máxima veneración, De S. E. Rvma. Turín, 11 de septiembre de 1875. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. La discusión, fijada para el 9 de septiembre tuvo que ser aplazada hasta el 16 por un impedimento imprevisto. Difícilmente puede ser objeto de historia lo que se hace o se dice en tales reuniones, puesto que están rodeadas de obligado silencio. Se pueden cometer indiscreciones, (**Es11.172**))
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