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((**Es11.138**) calcetines, camisas, estolas, dalmáticas, capas pluviales, manteles, toallas. Los talleres de la casa no paraban preparando zapatos, trajes, cajas, herramientas... No habríamos dicho todo si calláramos un detalle. En medio de tantos preparativos, había todavía algunos que no se decidían a persuadirse de que la expedición se efectuaría en realidad. Miraban las cosas de tejas abajo, y veían la dificultad para sustituir a don Juan Cagliero que había de conducir la expedición, y era profesor de teología moral, maestro de música en el Oratorio y director espiritual de las Hijas de María Auxiliadora y también para sustituir a los otros, prefecto de un colegio el uno, profesor el otro, encargado de los asuntos de importancia un tercero... El coadjutor Belmonte, por ejemplo, encargado de atender a los huéspedes que en el Oratorio se presentaban todos los días, estaba ejerciendo su cargo todavía media hora antes de la partida, de tal manera, que si no le hubieran recordado que dejara las llaves, se las habría metido en el bolsillo y se las hubiera llevado a América. íAy, si don Bosco hubiera sido de tan cortas miras! Una vez trazado su plan ante Dios, andaba muy lejos de creer que llegaría a término sin dificultades; pero, al presentarse un obstáculo, en vez de amedrentarse, buscaba enseguida la manera de superarlo, teniendo como norma suya las palabras de santa Teresa: Nada te turbe. (**Es11.138**))
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