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((**Es10.584**) las más suaves expresiones de devota gratitud de profesas, novicias, postulantes, educandas y también de la Madre en particular 1. <>cuánto más alegre será éste, que es el día onomástico del que nos colocó bajo la protección de tan gran Madre y con una regla, toda santidad y dulzura, nos señala el camino más llano para llegar a la perfección, a la que jamás habríamos llegado de haber vivido en el mundo? ((**It10.640**)) >>Sí, Rvmo. Superior Mayor, nosotras sentimos en nuestros corazones los más vivos sentimientos de gozo y gratitud hacia V. S., que, cual buen padre, dedica su vida y sus trabajos a nuestro aprovechamiento. Pero >>qué expresiones emplearemos para manifestarle estos sentimientos? Bien sabemos que las hermosas palabras de ordinarío no son las intérpretes del corazón y, por otra parte, nosotras no sabemos decirlas. >>Qué haremos, pues? Nos volveremos con todo el fervor posible al glorioso san Juan (a quien, por haber sido su próximo pariente, Jesús no querrá negarle nada), y le pediremos tenga a bien atender todos los deseos de V. S. Rvma., y guardarle todavía muchos, muchísimos años, al afecto de tantos hijos suyos, pero particularmente de las Hijas de María Auxiliadora, que, por estar en los comienzos de su camino, tienen más necesidad de sus cuidados... >>Si nuestras oraciones son escuchadas, pronto tendrá la dulce satisfacción de ver que la Casa de María Auxiliadora, muy crecida, produce todos los frutos para los que fue fundada. Este es nuestro más vivo deseo y por esto nos encomendamos a sus eficaces oraciones para alcanzar de Dios un verdadero espíritu de humildad, la fidelidad en guardar los votos que hemos hecho y una exacta observancia de las Reglas para que podamos santificar nuestras almas, dar buen ejemplo a nuestras hermanas y hacer todo lo que Dios quiera de nosotras...>>. 1 Esta carta de la Madre sólo lleva la firma autógrafa y aparece íntegra en el apéndice. No podemos decir explícitamente que fue dictada por la Sierva de Dios, pero el contenido refleja espléndidamente su ánimo fuerte, humilde y devoto. Bastan estas palabras para convencernos: <>. En estos renglones nos parece ver grabada el alma de María Mazzarello. Véase, Apéndice, n.° VI. (**Es10.584**))
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