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((**Es10.576**) 7. No hay rosa sin espinas La solemnidad de la Ascensión revistió un nuevo carácter festivo. Don Juan Cagliero había exhortado a la Vicaria que hiciera enseñar también algo de canto llano y de música, y aquel día la nueva escuela ejecutó tan delicadamente la Misa de la Santa Infancia, del mismo Cagliero, que don Domingo Pestarino quedó profundamente conmovido. Espontáneamente aludió en el sermón al rápido incremento del Instituto y elogió a Hijas e <> por el interés que todas ponían en el cumplimiento del propio deber y exclamó con acento conmovido: -íFlores apparuerunt in terra nostra! (íAparecieron flores en nuestra tierra!) aplicando el pasaje de la Escritura especialmente a las Hermanas, diciendo que serían las flores de su inmortal corona... Al día siguiente, según su costumbre, bajó muy de mañana a la ((**It10.631**)) parroquia para confesar y distribuir la comunión. Regresó al Colegio, celebró la misa de la comunidad, leyó él mismo, como solía hacer en las solemnidades, la breve meditación del mes de mayo de don Bosco, que trababa de la muerte, y se mostró muy impresionado al leer estas palabras: <<...Puede que la muerte me sorprenda en el lecho, en el trabajo, en el camino o en un lugar cualquiera. Una enfermedad, unas fiebres, un accidente, son cosas que quitaron la vida a muchos y pueden igualmente quitármela a mí. Esto puede suceder dentro de un año, dentro de un mes, de una semana, de un día, de una hora y, tal vez, apenas acabada la lectura de esta meditación...>>. Al llegar a este punto, se detuvo y rompió a llorar. Se calmó, dio la bendición con la imagen de la Virgen y empezó sus ocupaciones ordinarias. A eso de las once, mientras estaba hablando con el salesiano coadjutor Scavini y con Vigna, que se dedicaban a preparar los muebles necesarios en el colegio, de repente, víctima de apoplejía cerebral, cayó en sus brazos y, pese a todos los cuidados que le aplicaron su hermano médico y el médico del pueblo, hacia las tres de la tarde volaba al cielo. Tenía cincuenta y siete años... íQué consternación y qué dolor para todo el Instituto! El digno ministro del Señor, sacamos literalmente estos rasgos biográficos del necrologio, que don Bosco publicó al pie del catálogo de la Pía Sociedad de 1875, había nacido <(**Es10.576**))
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