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((**Es10.560**) formación de las primeras aspirantes, por el contenido y por el detalle de hacer conocer y practicar las Reglas, entregadas. Como quiera que sea, el primer paso ya estaba dado y urgía dar otro importante: dotar a las aspirantes de una morada conveniente. Estaba la casa Carante, que había podido servir para algo, pero era demasiado pequeña. Por otra parte, >>cómo meterlas en el edificio nuevo sin despertar descontento en el pueblo? íHe aquí otras disposiciones de la Providencia! La casa parroquial amenazaba ruina y no admitía reparaciones. Era necesario proporcionarles urgentemente una vivienda provisional. Se trató el asunto en el Ayuntamiento el 8 de mayo de aquel año y, de acuerdo con el acta de la sesión, se decidió demoler la casa vieja y rehacerla. Uno de los concejales rogó a don Domingo Pestarino (que formaba parte del Concejo) que alquilara al Ayuntamiento la casa que tenía junto a la parroquia en la que podría, entretanto, ((**It10.613**)) vivir el párroco. Don Domingo declaró que no le era posible, porque estaba ocupada por las pobres muchachas que atendían al trabajo y a ser útiles al pueblo. Pero el otro insistió diciendo que podría trasladar las muchachas al Borgo Alto, al edificio nuevo casi terminado, y todavía vacío. El buen don Domingo Pestarino vio en aquella invitación una disposición de la divina Providencia y aceptó. Se convino en entregar al Ayuntamiento las llaves de su casa el 5 del mismo mes de mayo. Pero >>cuándo tuvo lugar el traslado? Dejando de lado las diversas fechas que intentaron encontrar en sus recuerdos las más ancianas del Instituto, nosotros estamos en que se realizó en la vigilia o en el día de la fiesta de María Auxiliadora. Y como en el colegio no había más que algunas dependencias en condiciones para ser habitadas, ya ocupadas por don Domingo y sus familiares, la comunidad se las arregló lo mejor que pudo, parte en casa Carante, parte en la planta baja del Colegio. Trasladar los míseros y escasos muebles costó poco trabajo. Pero se llevaron también los gusanos de seda, que solían cuidar para sacar alguna ganancia, aunque con miedo a que ya no hicieran más capullos; pero el Señor premió su pronta obediencia, porque recogieron once miriagramos, que les vinieron muy bien para los primeros gastos. En casa Carante, como decía y dejó escrito don José Pestarino, nunca tuvieron una morada fija, ni exclusiva, sino que la ocuparon sólo de paso, porque, a medida que se les ofrecía la posibilidad, iban arreglándose en el nuevo edificio, en el que, a lo que parece, estaban plenamente establecidas a primeros del año siguiente. (**Es10.560**))
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