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((**Es10.556**) quedará uno de sus sucesores, es decir, el mismo que dirigirá sus Colegios. El asignara o proporcionara a la Casa Madre un Director local, que tenga de ella el mayor cuidado posible. Se comprometerá, también, para que éste sea ayudado por uno o más sacerdotes, según la necesidad>>. Y se hablaba de directores locales dependientes del Director General, y de superioras diocesanas dependientes de la Superiora General. Era, en conclusión, una reorganización central de la forma de la Regla primitiva, con el fin de <>, <>. Don Bosco, como es natural, sonrió y no aceptó ponerse al frente de este nuevo proyecto, pero guardó el manuscrito. Mas su idea no se vino abajo; tanto es verdad que en 1873, diligentemente revisada la Regla, ya aprobada por monseñor Gentile, fue reimpresa en Acqui en 1873, con el título de: <>, con el fin de -son pala-bras del Obispo- <>. 4. La primera Superiora Las aspirantes al nuevo Instituto tuvieron, pues, las Reglas en 1871. En la Epifanía de 1872 fueron algunos mornesinos a Varazze para visitar al Santo que empezaba a reponerse de su gravísima enfermedad. Don Domingo Pestarino se había adelantado a ellos, y don Bosco, en un momento en que estaba a su lado sólo don Domingo, le preguntó cómo iban los asuntos de Mornese, ((**It10.609**)) de qué espíritu eran las Hijas de la Inmaculada y, si entre las pocas que hacía unos años habían comenzado a hacer vida común, había algunas que le pareciesen aptas para el nuevo Instituto. Don Domingo, así lo escribe él mismo en unas memorias, contestó que de las pocas que (**Es10.556**))
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