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((**Es10.546**) el estupor, vio que el brazo estaba completamente curado, sin señal alguna de las llagas, con el hueso íntegro, sano y sin defecto. >>Vivió todavía dos años sanísimo, esbelto y dotado de inteligencia superior a su edad. La madre le llamaba el hijo de la Virgen, y murió de inflamación intestinal>>. Jerónimo Bianchi y su hijo José, sacerdote, se declaraban dispuestos a afirmar el hecho bajo juramento. Terminado el mes de María Auxiliadora, don Bosco ((**It10.597**)) volvió a reunir a los Capitulares y fue pidiendo, uno a uno, su propio parecer. Comenzó por don Miguel Rúa y unánimemente todos juzgaron muy oportuno que se atendiese a la educación cristiana de la juventud femenina, como se había hecho con la masculina. -Pues bien, concluyó don Bosco, ahora podemos estar seguros de que es voluntad de Dios que nos ocupemos también de las niñas. Y, para llegar a algo concreto, propongo que se destine para este fin la casa que don Domingo Pestarino está acabando de construir en Mornese. Y <> comunicaba a don Domingo Pestarino lo que se había determinado, como resulta de dos escritos autógrafos del buen salesiano, uno algo más largo y con datos más precisos, que reproducimos literalmente: >>En mil ochocientos setenta y uno, a mediados de junio, el benemérito sacerdote don Juan Bosco exponía a don Domingo Pestarino, de Mornese, en conversación privada, habida con él mismo en el Oratorio de Turín, su deseo de pensar en la educación cristiana de las niñas del pueblo; le declaró que Mornese era el lugar más apto, a su parecer, para este Instituto, por la salubridad del aire, por el espíritu religioso que allí reinaba, y sobre todo porque, habiéndose comenzado allí hacía varios años la Congregación de Hijas, bajo el nombre de la Inmaculada y de las Nuevas Ursulinas, podíase fácilmente escoger entre éstas a las más dispuestas y llamadas para hacer vida completamente común y retirada del mundo. >>Añadió que, como éstas ya tenían alguna idea de vida regular y de espíritu de piedad, podrían fácilmente dar principio al Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, que ayudase con su espíritu, ejemplo y sana instrucción a formar a grandes y pequeñas y promover, a ejemplo de los Oratorios, que el mismo don Bosco instituyó en la ciudad de Turín, y de los colegios de muchachos, que se encuentran ya en varias localidades bajo su dirección, con las diferencias y variantes indispensables a su sexo, el bien y la educación cristiana de muchas pobres niñas del pueblo. Después de esta exposición preguntó (**Es10.546**))
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