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((**Es10.54**) la santa misa. Yo lo quería ver todo, y, al comprobar que la primera puerta de la sacristía estaba semicerrada, me fui a ella y seguí observándolo. Celebraba la misa el reverendo Cibrario. Al llegar el momento de la elevación, los jóvenes entonaron la jaculatoria: Sea alabado, y reverenciado en todo momento el Santísimo y Divinísimo Sacramento. Y al mismo tiempo se oyó un fragor en la iglesia como si se desplomase; apareció el individuo y desapareció también, entre una humareda con trozos de papel convertidos en ceniza, el cuaderno que tenía en las manos. Di gracias al Señor, que se había dignado vencer y arrojar fuera de su iglesia a aquel demonio. Comprendí que la asistencia a la misa echa por tierra todas las ganancias que puede lograr el diablo y que los momentos de la Elevación son terribles para el enemigo de las almas. Terminada la misa salí, convencido de que no me encontraría más con aquel individuo; mas he aquí que, apenas traspuse la puerta, vi un tipo completamente agazapado en un rincón junto a la iglesia. Se cubría la cabeza con un gorro rojo; observé atentamente y vi que del gorro salían dos largos cuernos. -íHola! >>Todavía estás aquí, mal bicho? Y grité tan fuerte que asusté al pobre Enría, que dormitaba junto a mi cama, y yo me desperté. Aquí tenéis el relato del sueño que tuve y, aunque no es más que un sueño, por él pude conocer algo en lo que jamás había pensado. Y es que el demonio no se conforma con anotar en su libro el mal que ve hacer, pues el Señor no le creería en el juicio, sino que escribe también las palabras de condenación tomadas de la Escritura y de la ley de Dios; así él mismo pronuncia la sentencia. Ahora habrá muchos que desearán saber si tenían algo escrito, y qué era, y si sus nombres estaban anotados con tinta o no. Pero no conviene que lo digamos aquí en público; en particular podré contestar a quien lo desee. Otras muchas cosas vi en este sueño; hay otros episodios con las palabras de indignación que dijo contra mí y contra algún otro; pero esto sería muy largo de contar; lo iremos diciendo poco a poco. II Detalles del sueño que tuvo don Bosco en Varazze, durante su enfermedad.-El mismo los contó el 4 de marzo, por la noche, a todos los muchachos, estudiantes y aprendices juntos. Esta noche tendría que deciros muchas cosas del pasado y del presente; pero como hay muchos que continuamente preguntan algún detalle de aquel ((**It10.48**)) bendito sueño, hoy os diré alguno, pues contarlos todos sería el cuento de nunca acabar. Preguntaba alguno si, después de haberse quemado el cuaderno que llevaba aquel caballerete, no vi nada más. He aquí lo que vi entonces. Apenas quedó reducido a cenizas aquel libro y desapareció aquel horrible animal, se levantó una especie de nubecilla en medio de la cual vi como una bandera o estandarte con esta inscripción: <<íGracia obtenida!>> y había, además, otras cosas que yo no os quería decir para que no os ensoberbecierais un poco; pero os las manifestaré porque todos sois buenos y virtuosos. Mezclando burlas con veras, pude ver que vuestras conciencias, durante el tiempo que yo estuve ausente, se conservaron todas en un buen estado.(**Es10.54**))
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