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((**Es10.438**) atónito y extasiado de gozo. Pidióle don Bosco un consejo y su bendición para sus hijos, Pío IX contestó: >>-Sí, sí, concedo todo, bendigo a todos. Y >>qué más puedo decir a esos jovencitos, sino que perseveren en el bien? Adolescens iuxta viam suam, etiam cum senuerit, non recedet ab ea... (El adolescente que sigue su camino, no se apartará de él ni cuando envejezca...). Ahora, añadió, dejadme pasar, porque voy a daros una medalla para cada uno de vuestros hijos. Para don Bosco la más grande, >>no es verdad? >>-Sí, Santidad. ((**It10.477**)) >>Recibieron después la bendición papal y volvieron a casa satisfechos...>>. Había anochecido. Don Bosco le decía a don Joaquín Berto mientras caminaban: -Hemos hecho muchas cosas; había ordenado todo lo que debía decir y pedir; el mismo Papa quedó satisfecho de ello y me decía: -Si seguimos esta marcha, despacharemos muchos asuntos. Le concedió también el título de Monseñor para el reverendo Masnini, secretario del Obispo de Casalmonferrato y para el teólogo Appendini, que había sido su profesor en el Seminario, Arcipreste de Villastellone por aquellos tiempos. Le confiaba además que había entregado al Augusto Pontífice la limosna de mil liras en monedas de oro del marqués Fassati y otras ofrendas de piadosas personas; y que había obtenido varias condecoraciones de la Orden de San Silvestre y de San Gregorio Magno, para el señor Occelletti, el profesor Lafranchi, el abogado Alessio y Marcelo Arnaldi y observaba, <>. Llegó a casa muy tarde, pero feliz por las muestras de bondad que le había dado el Sumo Pontífice. Otra visita importante fue la que hizo al Palacio Braschi. El mismo Juan Lanza, Presidente de Gobierno y ministro de Gobernación, le envió el 4 de marzo una invitación urgente, fijándole la audiencia para el mismo día, a las dos de la tarde. Apenas entró en la sala de espera, los empleados se pusieron en pie, le recibieron respetuosamente y se volcaron para introducirlo en el despacho del Ministro. Tenía éste otros asuntos urgentes que despachar y le rogaron que aguardara un momento, pero no en la sala común, sino en una salita especial, junto con don Joaquín Berto. A eso de las tres fue recibido y, después de haber hablado, propuesto y discutido durante una hora, como se trataba de llegar a (**Es10.438**))
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