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((**Es10.416**) Apenas se difundió la noticia de que el Sumo Pontífice había determinado proceder a estos nombramientos, el Gobierno quedó confuso y calló. No podía oponerse, sin violar abiertamente la ley de las garantías, y sin descubrir las luchas de la masonería contra el supremo poder de la Iglesia. El 27 de noviembre se inauguraba en el palacio de Montecitorio el parlamento italiano. Y el Papa, confiando en la divina Providencia, preconizaba aquel mismo mes otros catorce obispos y ((**It10.452**)) arzobispos para Italia, entre los cuales se encontraba monseñor Emiliano Manacorda, amigo íntimo de don Bosco, para la diócesis de Fossano. Les decía: <>Id a vuestras sedes; vosotros sabréis ejercer vuestro santo ministerio con esa energía a la que los mismos demonios obedecen (daemones oboediunt). Fortaleceréis a los buenos, llamaréis a los malos, enseñaréis a los arrepentidos a lavar las culpas con las lágrimas de la penitencia. Confiad en el Señor que os ha elegido para este ministerio y os dará el poder de obrar prodigios mayores que los de resucitar a los muertos: los prodigios de convertir los malvados al bien...>>. El 2 de diciembre celebró un tercer consistorio en el que preconizó otros 18 obispos para Italia. Como respuesta a las felicitaciones, que le presentaba el Cardenal Decano, por el triunfo de la Iglesia y de la Santa Sede dijo: <>. (**Es10.416**))
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