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((**Es10.412**) de monseñor Gastaldi a la archidiócesis de Turín, e invitaba a todos a alegrarse por ello como de un feliz acontecimiento, dado que el nuevo Arzobispo siempre se había manifestado muy favorable al Oratorio y siempre había mantenido amistosas relaciones con don Bosco. El día siguiente, domingo, estuvo don Bosco confesando bastantes horas a los muchachos, que acudían a porfía a él. El 18 marchó a Lanzo para iniciar la primera tanda de ejercicios para los Hermanos. Sacerdotes y clérigos le aguardaban con la curiosidad de saber a qué punto habían llegado las negociaciones para el nombramiento de los Obispos. Y le hicieron mil preguntas: -Don Bosco ha hecho una lista, es cierto; pero >>cómo irán las cosas?... >>Cómo hará el Papa para colocar a los Obispos en sus sedes?... >>Los aceptará el Gobierno?... >>Los Obispos habrán de pedir el permiso al Gobierno?... >>Tendrán que reconocerlo, sometiéndose a pedir el Exequátur regio? Y don Bosco les respondió: -íQué de dificultades vais amontonando! >>Acaso pidió Jesucristo permiso a nadie, cuando envió los apóstoles a predicar? Sólo les dijo: -íId!... y fueron. Con esta respuesta comprendieron enseguida cuál había sido la base de las negociaciones para defender la dignidad del Pontífice. El Papa actuaría según su autoridad, y don Bosco, apoyándose en la Ley de Garantías, había obtenido que ((**It10.448**)) el Gobierno no pondría obstáculos. Lo más importante era que las diócesis vacantes tuviesen sus pastores; poco importaba de momento que el Gobierno les diese o negase los bienes temporales. De este modo don Bosco lograba que se proclamara la independencia de la Iglesia del Estado. Y que ése fue su parecer, viose claramente en la alocución que el Papa pronunció el día 27 de octubre, en la que repitió, casi a la letra, las palabras que dijo don Bosco en Lanzo, a saber, que destinaba a sus iglesias a los nuevos Pastores sólo con la autoridad recibida de Dios, sin miramientos ni licencias humanas. Don Bosco dijo también claramente: -El Papa me dijo: íhaced la lista y presentádmela! Y lo que don Bosco hizo estuvo bien hecho. Y concluyó humildemente: -No sé si en adelante habrá otros de nuestra Congregación, que puedan encontrarse en parecida circunstancia para elegir a tantos Obispos con pleno arbitrio de elección, como sucedió este año... Los hermanos, que le escuchaban silenciosos, quedaron sorprendidos (**Es10.412**))
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