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((**Es10.405**) <>. El Gobernador, comendador Víctor Zoppi, que acababa de asumir el cargo a fines de julio, y no conocía a don Bosco, ((**It10.440**)) se apresuró a enviar un empleado al Oratorio con una carta para el Santo, en la que le pedía una entrevista y se disculpaba por no haber ido él en persona a hablarle. El Gobernador no sabía todavía ni en qué parte de la ciudad se encontraba el barrio de Valdocco, y se extrañaba de que el Ministro pudiera tener relaciones, en apariencia de grandes secretos, con un sacerdote, que algunos consideraban como un enemigo de la nueva Italia. Don Bosco recibió la carta en Lanzo. Bajó inmediatamente a Turín, junto con don Francisco Cerruti, director del colegio de Alassio, y se presentó al Gobernador. Fue introducido y preguntó qué deseaba de él: -Algo delicado, contestó el Gobernador; yo no sé ni pregunto de qué se trata. Y le entregó el telegrama. Don Bosco, que comprendió al momento que le agradaría, manifestóle, en líneas generales, el secreto al que se refería la invitación, seguro de que aquella confianza serviría para disponerlo mejor a apoyar sus propuestas, puesto que sin duda el Ministro le pediría después informes acerca de los diversos sujetos piamonteses, promovidos a las sedes episcopales. Quedó el Gobernador satisfechísimo de su familiar cortesía y quiso presentarlo a su señora. Don Boscó le explicó también a ella el motivo que lo había llevado allí. Y ella, a su vez, se dio por muy honrada con la atenta comunicación, y se sumó al marido para alabar la empresa a la que se había unido. Al bajar las escaleras tuvo lugar un episodio, que nos place exponer, con la declaración hecha por el mismo don Francisco Cerruti, en el Proceso Informativo para la causa de beatificación y canonización. <(**Es10.405**))
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