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((**Es10.403**) Para darle, pues, una señal exterior de una forma agradable para usted, he dispuesto que el próximo martes, día de la Asunción de María al cielo, se celebre una misa en el altar de María Auxiliadora, en la que comulgarán nuestros jovencitos y rezarán otras oraciones según su piadosa intención. >>Y para la señorita María, que celebra su santo? Dos cosas: una espiritual y otra temporal. Espiritual: celebraré por ella la misa en este Santuario y pediré al Señor tres grandes eses (S): a saber, que sea siempre sana, sabia y santa. Temporal: mamá procurará que esté alegre en la mesa, en el paseo, en el jardín, etc. >>Y cuándo iremos a Nizza? Si no sucede nada que deshaga ((**It10.438**)) nuestros planes, el día 20 saldré, Dios mediante, de Turín en el tren que parte a las siete cuarenta hacia Alessandria, para pasar el carnaval en Nizza. Pero entendámonos. Yo soy un pobre mendigo y quiero que me trate como a tal en la habitación, en la mesa y en todo; y que el pan y la sopa que me dé sea todo por amor de Dios. Podré quedarme hasta el viernes por la tarde. Va a ser el veraneo más largo que hago desde tiempo inmemorial. El canónigo Nasi está aquí, está bien de salud, pero me temo que los ángeles se lo lleven al cielo, porque es muy grande el fervor que manifiesta. Al contrario que yo, que camino como los topos. Siempre por tierra. Tenga a bien encomendarme al Señor. Que Dios les bendiga a usted, a su María, a su Suegra y a toda su familia y les conserve a todos en el camino del Paraíso. Amén. Con todo mi aprecio, me profeso, De V.S. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. La Condesa acusóle cortésmente recibo de la carta, y, contenta como estaba de poder hospedar unos días al Santo en su quinta -era la primera vez que iba -, le aseguró que el domingo, 20 de agosto, lo recibiría con mucha alegría. Don Bosco volvía a escribirle, rectificando la fecha de su llegada y recordando con buenas maneras que ella tendría que vérselas con cuantos intentaran acercarse a él en aquellos días, porque, adonde quiera que iba, difícilmente quedaba oculta su llegada. San Ignacio, 18-8-1871 Benemérita señora Condesa: Advierto por su carta que incurrí en una equivocación. En lugar de llegar el día 20, domingo, llegaré, Dios mediante, el 21, lunes, a la hora indicada. He creído oportuno advertírselo para que no sufriera ninguna molestia, o por si contara con mi pobre persona para algo en aquel día. Creo que tendremos tiempo para dar gusto a todos. Usted aténgase a estas normas. Los que vayan para llevar dinero o tratar de cosas, que miran al bien de las (**Es10.403**))
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