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((**Es10.384**) -Si hubiera sabido de antemano cuántos sufrimientos, trabajos, oposiciones y contradicciones cuesta fundar una Sociedad religiosa, quizá no habría tenido el valor de poner manos a la obra... Como quiera que ello sea, pasemos a exponer la misión que él llevó a cabo en la <>, con los documentos que hemos podido recoger; el que nos siga no podrá menos de admirar con nosotros el arduo y paciente trabajo realizado por nuestro santo Fundador. 1. íQué tiempos aquéllos! Se aproximaba el día en que Pío IX cumplía los veinticinco años de Pontificado. La Asociación de la Juventud Católica Italiana envió a todos los rincones de la tierra una invitación para celebrar la solemnísima fecha, la cual fue recibida con unánime asentimiento. Los obispos publicaron afectuosas pastorales, y por todas partes se convocaron entusiastas reuniones, en las que se organizaron diversas ceremonias religiosas, con predicaciones extraordinarias y solemnes procesiones, y también fiestas cívicas con actos académicos, luminarias, fuegos artificiales y disparos de cohetes. íHubo un entusiasmo universal! Por toda Europa y América, en Africa, especialmente en Abisinia y Senegal, en la India, en China, en Japón, en los puertos de Oriente, y en las islas de Oceanía y en Australia, se organizaron peregrinaciones a Roma para rendir al augusto Pontífice los más devotos homenajes y presentarle muchos dones preciosos; ((**It10.417**)) entre ellos cerca de tres millones para el Obolo de San Pedro, y también varios bocetos de monumentos a erigir como recuerdo del singular acontecimiento. La misma figura personal de Pío IX contribuía a despertar aquel entusiasmo. Fue creado Papa en cuarenta y ocho horas de cónclave; perdonó inmediatamente a los rebeldes contra el Estado, reformó las leyes e intentó nuevas instituciones más agradables al siglo; protegió regiamente ciencias, letras, artes, estudios, bibliotecas, academias e instituciones civiles; edificó innumerables monumentos y restauró los antiguos; firmó concordatos con ocho Estados e hizo venerando su nombre para siempre en el campo apostólico, reorganizando la jerarquía eclesiástica en Holanda e Inglaterra, multiplicando en todas partes las sedes metropolitanas, arzobispales y episcopales, los vicariatos y las prefecturas apostólicas, nombrando a san José patrono universal de la Iglesia Católica, y colocando en la cabeza de la (**Es10.384**))
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