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((**Es10.358**) octubre de la Comisión sobre la encuesta industrial, dirigidas al señor PRESIDENTE DE LA COMISION. El señor Favale, tipógrafo, y con él el señor Vigliardi, librero, hablando de las reformas a introducir para mejorar el arte tipográfico, propondrían la supresión de las tipografías pertenecientes a institutos públicos y privados, y mencionan entre ellas dos de institutos píos de esta Ciudad, una de las cuales es sin duda la del Oratorio de San Francisco de Sales. Para apoyar su argumento se aducen razones carentes de todo fundamento. Se dice: 1.° Que en ellas se pueden conceder facilidades excepcionales, porque no tienen que pagar obreros. Ignoran tal vez que los jefes de taller, tanto de las máquinas como de la composición, son externos y que, para que sean capaces de enseñar a los aprendices, es preciso que estén dotados de moralidad, aptitud y ciencia extraordinaria, y por lo mismo bien pagados. ((**It10.388**)) Además, los gastos de compra de materias primas: tinta, papel, prensas, máquinas, >>son algo que se adquiere de balde? 2. No hay pagos para los internos. Si los señores que piden la supresión pudieran ver con sus ojos el consumo o, mejor dicho, el destrozo de panecillos y, por consiguiente, el gasto existente para alimentar, instruir, vestir a pobres muchachos hasta llegar a ser buenos cajistas y mantenerlos todo el tiempo de su aprendizaje, seguramente dirían lo contrario. 3. Se hacen trabajos a precios tirados. Creemos que toda tipografía es libre para concertar los precios que más le convienen, y no conocemos ninguna ley que obligue a los tipógrafos a un precio fijo con los obreros y con los clientes. Somos del parecer de dejar plena libertad a todos. Pero podemos asegurar que nos atenemos a las tarifas comunmente admitidas, al extremo de que nos consta que trabajos, que tenemos pendientes, fueron ejecutados por otros tipógrafos a precios notablemente reducidos. Por lo tanto, la acusación de trabajos hechos a precio tirado, recae sobre otros, pero no sobre este instituto. 4. Se dice que es demasiado difícil la gestión de una tipografía para un instituto pío. Tendrán cooperadores beneméritos, tendrán obreros externos asalariados: no queremos entrar en la gestión y administración de lo ajeno; sólo decimos: piense en ello el Director del Instituto. Si tiene mucho trabajo, tendrá más derecho a la recompensa y mayores serán sus méritos ante Dios y ante los hombres. 5. Esta tipografía, dicen, va contra la utilidad pública. íExtraña observación! >>Va, acaso, contra la utilidad pública dar asilo a chicos pobres, instruirlos, impedir su ruina moral y civil y después enseñarles un oficio que los ponga en condición de ganarse honestamente el pan en su día? >>Será acaso de mayor utilidad pública que estos muchachos se queden en medio de las calles vagabundeando, haciendo de rateros y para acabar con el tiempo en las cárceles? No hay nada que añadir a este argumento. 6. Dicen también que los muchachos allí internados aprenden mal su oficio. Si eso fuera cierto, sin duda no harían competencia a nadie. >>A qué, pues, tanto temor? Si se ven obligados a dedicarse a otro oficio, habrá otros tipógrafos que aumentarán su trabajo. Pero contestamos directamente afirmando que ésta es una afirmación gratuita; pues nuestros alumnos no son admitidos en el taller de tipografía si, además de las clases elementales, no han cursado el bachillerato, y algunos, incluso, el bachillerato preuniversitario; por consiguiente, tienen suficientes conocimientos de (**Es10.358**))
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