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((**Es10.353**) de una generosa donación al Oratorio, si le obtenía el título de Caballero de los Santos Mauricio y Lázaro. En efecto, al pie del mencionado escrito, iniciado en 1870, se encuentran estas añadiduras, precisamente de puño y letra de don Bosco, que copiamos literalmente: Cooperó con sus propios medios a la construcción de la carretera junto al río Ellero, que va de la llanura del Valle a Borgasto. Lo cual resolvió una grave incomodidad y proporcionó fácil camino a los viandantes, carros y coches públicos y privados. Por último, al enterarse de que el Centro de San Francisco de Sales para muchachos desamparados se encontraba en graves apuros para saldar cuentas pendientes y para abastecerlos de pan, que les faltaba del todo, movido por verdadero espíritu de caridad hizo el notable donativo de cinco mil liras. Por todos estos títulos y el buen uso, que ciertamente seguirá haciendo de sus bienes, se eleva esta humilde, pero encarecida súplica, a S. E. el comendador Castelli para que le sea concedida al señor José Besio la condecoración de los Santos Mauricio y Lázaro. Se interesaba por todo y por todos con solicitud más que paternal. Durante los días en que fue huésped de don Pedro Vallauri, el cual le quería tanto que, al morir, le dejó heredero de su patrimonio, al tiempo que despachó otras gestiones y realizó algunas visitas por los alrededores, no olvidó nunca a sus hijos y a sus bienhechores. ((**It10.383**)) La condesa Callori, que también le proporcionaba medicinas, le había pedido oraciones particulares para obtener una gracia, y él respondía solícitamente: Mi buena Mamá: He dirigido las oraciones, que se rezan en esta Casa cada mañana y cada noche ante el altar de María, para obtener de Dios la gracia que tanto anhela. Usted me dice que es esencialísima, sin decirme cuál es, pero estoy convencido de que será algo para bien del alma y la mayor gloria de Dios. En mi poquedad tendré un memento especial en la santa misa. Para cuando pase el señor Obispo de Fossano por Turín, creo que ya estaré de vuelta en casa; y, siendo como es señor nuestro, y de nuestras cosas, puede venir directamente adonde está don Bosco sin hacer antesala de ningún género. Las píldoras aún no se han agotado, pues tuve que dejar de tomarlas algún día, porque me causaban gran picor en la garganta. Su número quedó bastante reducido. Dios conceda toda suerte de bienes a usted y a toda la noble caravana y créame en Jesucristo Turín, Peveragno (sic), 15-10-1872. Su seguro servidor y pilluelo JUAN BOSCO, Pbro. (**Es10.353**))
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