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((**Es10.33**) <>. Y, sin embargo, él no había manifestado a nadie sus pensamientos y nadie podía conocer lo que él había hecho. Acaecieron muchos otros hechos por aquellos años, tanto en el Oratorio como fuera: predicciones que se cumplieron exactamente, curaciones y prodigios que naturalmente no debemos pasar por alto. En junio de 1872 el alumno Antonio Bruno, natural de Rubiana, se hallaba en la enfermería agotado y sin fuerzas. Hacía una semana que no probaba bocado, y el médico no lograba conocer y diagnosticar la enfermedad. Una tarde, al anochecer, fue don Bosco a verle, le bendijo y le mandó que se levantara a la mañana siguiente. Respondió Antonio que no podría hacerlo, porque no se tenía en pie. Y don Bosco replicó: -Mañana te levantarás, y además irás de paseo por las afueras de la ciudad. El muchacho obedeció; se levantó, salió de paseo y llegó a pie hasta la Tesoriera 1, es decir, un buen trecho fuera de la antigua muralla de la ciudad, sin cansarse. Experimentó enseguida un gran alivio, recobró las fuerzas y el apetito y poco después volvía a disfrutar de excelente salud. Presentóse a don Bosco para darle las gracias, y el buen Padre, como si se tratara de algo sin la menor importancia, le mandó que acudiese siempre a él en todos sus apuros materiales y espirituales. Tenía Antonio Bruno dos hermanos, que vivían en casa ((**It10.24**)) con la madre. <(**Es10.33**))
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