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((**Es10.309**) su Santidad Pío IX, después de haber alcanzado y aún superado prodigiosamente los años de pontificado de todos sus predecesores y del mismo san Pedro, seguía gozando de perfecta salud. Y, finalmente, terminó diciendo que el próximo año 1872-73, tendría una lágrima o bien una sonrisa. La sonrisa, entretanto, ya la habían disfrutado aquel año los cantores y los músicos del Oratorio, inmediatamente después de la fiesta de María Auxiliadora, con un paseo a Mondoví. Hemos indicado que el largo litigio entre el Obispo de Mondoví y la dirección del Oratorio, aunque finalmente zanjado, lo había querido revisar el Ecónomo Episcopal. En efecto, en el mes de marzo, volvía éste a escribir queriendo revisar las cuentas; don Bosco y don Miguel Rúa, con los deseos de llegar a una solución definitiva, creyeron también conveniente confiar la solución de la cuestión a un subordinado suyo y precisamente al buen coadjutor José Rossi, proveedor del Oratorio. Y para que éste pudiera exponer exactamente las cosas tal y como eran, el mismo don Miguel Rúa le redactó, de pies a cabeza, la respuesta que debía dar, y Buzzetti copió y firmó la carta, que envió a Monseñor: Turín-Valdocco, 21 de marzo 1872 Excelencia Rvma.: Aunque don Bosco se halla en mejores condiciones de salud, no puede, sin embargo, ocuparse todavía de asuntos administrativos. Tampoco puede hacerlo como quisiera don Miguel Rúa, por tener que hacer sus veces y, por tanto, aguantar el peso de la marcha de esta casa y de otras. En consecuencia me han confiado a mí el asunto, ((**It10.335**)) por ser yo casi el único que conoce la cuestión pues, en ausencia del caballero Oreglia, solía ocupar su puesto. Comienzo, pues, por decirle que me extraña ver la nueva reclamación de unas cuentas, que yo tenía por arregladas: puesto que, si usted lo recuerda, cuando se despidió el día 29 de noviembre, pronunció estas palabras: de hoy en adelante, borrón y cuenta nueva, y cerróse el asunto con que V. E. quedaba a deber cuatrocientas cuarenta liras con cincuenta y cuatro céntimos (440,54 l.), incluidas las trescientas añadidas al descuento hecho sobre la tipografía. Si usted acepta la cuenta solucionada entonces, queda resuelta toda dificultad con la transferencia de las tres mil liras de las que se declara depositario. Mas, si usted quiere volver las cosas al último ajuste de cuentas, que se remonta al 1866, tendría que decirle: 1§ Que no quisiera que las dificultades surgidas sean atribuidas a esta tipografía y librería, que envió mensualmente nota exacta con el débito y el crédito que, de haberlo ajustado enseguida, ciertamente no habrían nacido dificultades, pues hubiera sido fácil aclarar las dudas. Eso no obstante, se podrían establecer unas bases, que facilitarían la marcha de las cosas. (**Es10.309**))
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