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((**Es10.226**) atestiguaba Enría, guardó siempre la calma y la serenidad durante el transcurso de su enfermedad y se mantenía siempre lo mismo. <>-íYa ves, Enría, en qué estado me encuentro! íHazlo por amor a Dios! >>Y yo le contestaba: >>->>Qué dice usted, don Bosco? Eso no es nada en comparación de lo que usted ha hecho por mí y por mis compañeros; ha remendado nuestra ropa, ha hecho lo que podían hacer nuestras madres y aún más que ellas, >>y no quiere que le preste este servicio? íCuántos compañeros míos se tendrían por afortunados si pudiesen estar en mi lugar! Por tanto, ya que soy yo el afortunado, íhe de asistirle y servirle en nombre de mis hermanos de Turín y de todas las casas! ((**It10.241**)) >>íAy de mí, si no hubiese prestado todos los cuidados posibles a don Bosco, mi padre! Todos mis hermanos y los muchachos me habrían apedreado; tan grande era el amor que tenían a don Bosco!>>. Pero el día 16 de diciembre, primer día de la novena de Navidad, don Juan Bautista Francesia telegrafiaba: <>. Y a la mañana siguiente le llegaba a don Miguel Rúa esta carta, remitida por don Juan Bautista Francesia antes del telegrama: <>Hoy parece disipado todo peligro y, de seguir las cosas a este paso, podemos estar seguros de que don Bosco pasará en pie la fiesta de Navidad, pero mañana..., mientras estés leyendo mi carta, no sería extraño que recibieras un telegrama anunciando noche agitada y nuevas erupciones miliares. Entretanto, don Bosco pide encarecidamente que don Joaquín Berto mire si quedó ahí el cuaderno del pequeño diccionario de la Historia Eclesiástica. Teme haberlo dejado en el Oratorio: (**Es10.226**))
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