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((**Es10.186**) para trasladar la tipografía a Mondoví y, al mismo tiempo, arreglar todo lo concerniente al contrato. Como manifestara después el reverendo Fissore al Obispo que la separación, antes mencionada, requería mucho tiempo y que, por otra parte, era evidente la ventaja de tener la imprenta tal y como había llegado a manos del caballero Oreglia, accedió a la proposición de quedársela entera, y desembolsó, aún antes del plazo convenido, quince mil liras. 3.° Apenas se había trasladado y montado la tipografía en Mondoví, rápidamente advirtió el Obispo que su valor no era tanto como se le había hecho creer, pues tuvo que gastar enseguida elevadas sumas para adquirir caracteres, sin los cuales no podía servir para el fin con que había sido adquirida. 4.° Quiso entretanto la Providencia que, por entonces, llegara a la tipografía una persona muy entendida; examinó ésta minuciosamente todas sus partes, y dijo que el Obispo había hecho un contrato muy mezquino, ya que, al tratarse de una imprenta vieja, se podía haber adquirido por un precio mucho más bajo. Este juicio de persona versada, desinteresada y amiga, aumentó en el Obispo el disgusto por haber procedido, como suele decirse, demasiado a la buena... 5.° Un nuevo rasgo providencial hizo que otra persona, excepcionalmente notable, participara al señor Obispo que había oído decir al caballero Oreglia que se alegraba de haber sacado ((**It10.196**)) al Obispo de Mondoví unos miles de liras en el contrato de la Tipografía, que había vendido al Obispo por quince mil liras, cuando a él solamente le había costado ocho mil quinientas, y quizás menos. 6.° Aunque el Obispo oyera esto con gran sorpresa, sin embargo no deja de reconocer la honradez inquebrantable del óptimo Caballero, y manifiesta que de ningún modo pasa por su mente que haya actuado de esta manera por maldad, sino guiado solamente por una conciencia equivocada. Y llegaba a esta conclusión: 7.° Dado que la presente exposición no es más que la verdad pura y desnuda, se sigue, en consecuencia, que el caballero Oreglia, o en su lugar el Oratorio de don Bosco, están obligados a restituir al señor Obispo seis mil quinientas liras, por él pagadas por encima del precio que realmente desembolsó el caballero Oreglia para la Tipografía; restitución que dicho Obispo reclama a título de justicia, por las razones aducidas... que para mayor claridad se compendian. A) Dado que el caballero Oreglia nunca había sido conocido como corredor de imprentas, como en realidad no lo era, tampoco podía el Obispo dirigirse a él y tratarle cual si lo fuera. Ciertamente se confió a él, en calidad de amigo y mediador, apoyado en su probidad y honradez, y en los conocimientos técnicos que poseía sobre el particular; y, bajo este aspecto, aceptó a ojos cerrados la Tipografía que le proponía el Caballero, sin ni siquiera preguntar por su procedencia, sin investigación alguna, sin inventario, sin evaluación; en conclusión, sin ninguna de las formalidades y cautelas que suelen comúnmente observarse en todos los contratos de algún valor, fiado simplemente en su palabra y en la seguridad de su conveniencia. Esta manera de hacer demuestra hasta la evidencia que el Prelado no consideraba al caballero Oreglia como propietario de la Tipografía, o vendedor por cuenta propia, sino simplemente como mediador o mandatario, que hacía las veces del Obispo... (**Es10.186**))
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