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((**Es10.184**) el caso al dictamen de dos o tres teólogos, a elegir de común acuerdo, y nos atendremos ciegamente a sus decisiones. No dudo que mi proyecto será del agrado del propio don Bosco; yo lo considero como el más equitativo para acabar el asunto pendiente, con paz de conciencia para ambas partes. He empezado a escribir la exposición del hecho y haré lo posible para remitirla a Roma cuanto antes, porque confieso que me apremia arrancarme del corazón esta espina. Deseo, además, que el mismo don Bosco se cerciore de que, habida cuenta de la equivocación reconocida en Roma por el caballero Oreglia, de mil liras en mi contra, pues yo desembolsé dieciséis mil y no quince mil, como resulta de las cuentas, mi deuda no alcanzaría a cinco mil liras en total mientras que la fe de erratas sobre el precio de la imprenta sería de seis mil quinientas contra mí, salvo error. Monseñor tenía cuenta abierta con el Oratorio para los trabajos que encargaba a la tipografía y hacía varios años que no pagaba; en consecuencia no debe extrañar que no se le hubiese hecho mención explícita de que las mil liras serían asignadas en favor de los mismos, siendo así que el caballero Oreglia escribía, el 14 de enero de 1869 en la declaración del tercer recibo, en estos términos: Recibo del canónigo Ramorino tres mil liras, que me llegan muy oportunamente, y le agradezco su bondad por favorecerme. Pondré todo mi cuidado para hallar tiempo y saldar su cuenta, que también yo deseo ver aclarada. Para su norma, he cargado la venta de la tipografía y los gastos de la misma en su cuenta, y por eso anoto también los cobros sobre su crédito; y así lo que queda sobre la cantidad percibida será en descargo de los gastos de impresión... Antes de que acabara el mes volvía el Obispo a escribir: Muy querido don Bosco: Deus misereatur nostri! En mi última carta al querido don Miguel Rúa le decía que yo expondría el factum de la adquisición que hice de la imprenta por medio del ((**It10.194**)) caballero Oreglia y que después lo enviaría al mismo Caballero para sus observaciones. Pero después de haber escrito la exposición del hecho ya no tuve valor para hacerlo directamente, puesto que no dudo que le causaría gran disgusto el ver cómo haya podido creer que podía en conciencia observar conmigo la conducta que resulta de la exposición misma. Creo, pues, que es mejor el partido a que me atengo, de enviárselo a usted, para que, examinado y ponderado el caso, decida como mejor juzgue en su probidad y delicadeza, que bien se merece el mencionado Caballero. Si yo no tuviese que pensar en pagar las deudas que he contraído con la fundación del Colegio de Misiones y la Tipografía, ahora principalmente cuando debo arreglar todo, como si hubiera de ser procesado, encarcelado, desterrado y aún peor, (**Es10.184**))
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