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((**Es10.171**) Cuando tengas ocasión, envía este cuaderno a la tipografía. Que Dios os bendiga a todos. Ruega por mí, que soy en Jesucristo. San Ignacio 11-8-1871. Afectísimo JUAN BOSCO, Pbro. Carísimo Rúa: Piensa, junto con don Francisco Provera, don Juan Cagliero, etc., en fijar la fecha para nuestros ejercicios. >>Predicarás tú las meditaciones? Si te ha de resultar demasiado pesado, descárgate sobre don Juan Bonetti, o sobre don Juan Cagliero. Todo marcha bien. Bendíganos Dios a todos, y créeme, 12-8-1871. Afmo. en Jesucristo JUAN BOSCO, Pbro. El 20 de agosto regresó al Oratorio, adonde acudieron a saludarle dos obispos extranjeros, que iban camino de Roma. Estaba todavía comiendo, y fueron acompañados hasta el comedor. Apenas los vio, se levantó, salió a su encuentro y, después de saludarlos, ((**It10.180**)) les invitó a comer, rogando a uno de ellos que se sentara en su sitio. No quisieron de ningún modo y se sentaron uno a su derecha y otro a su izquierda. Al acabar, y antes de salir, se arrodillaron pidiéndole la bendición. Negábase don Bosco, pero al fin tuvo que condescender. Así lo contaba don Domingo Milanesio, que presenció el hecho junto con otros Hermanos. Aquel día, Esteban Aly, uno de los argelinos alumnos del Oratorio, reclamado por monseñor Lavigerie, partía para Argel. Era una preciosa primicia africana, convertida por el bautismo en un excelente cristiano. Fue una despedida conmovedora. El buen jovencito prometió que jamás olvidaría los consejos de quien le había hecho de padre y que, en sus lejanas tierras, siempre recordaría y bendeciría el hogar donde se había convertido en hijo de Dios. Al día siguiente fue don Bosco a Nizza Monferrato para atender el gran asunto que le había confiado el Padre Santo. La condesa Gabriela Corsi de Bosnasco, hija de la familia Pelletta de Cossombrato, habíale invitado en varias ocasiones a su Casa solariega, lugar en el que podría atender a sus trabajos y disfrutar, al mismo tiempo, de algún descanso; y aceptó, por vez primera, la cortés invitación, manifestando que se quedaría allí durante cuatro días. Apenas llegó, la Condesa, feliz de verle en su casa, díjole inmediatamente (**Es10.171**))
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