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((**Es10.1216**) ((**It10.1326**)) 11. Los hijos de María Auxiliadora Desde los primeros tiempos del Oratorio, pero más aún cuando se organizaron las clases de bachillerato dentro de casa, eran bastantes los jóvenes ya mayores, que, llenos de buena voluntad, emprendían los estudios junto con los jovencitos, aspirando a la carrera sacerdotal. El curso 1873-74 don Bosco organizó para ellos clases especiales, que, con una punta de ironía, se llamaron Escuelas de fuego. Hubo algunos hermanos que, en lugar de apoyar aquel plan providencial, empezaron a poner dificultades. Les parecía que llevar adelante en grupo a aquellos mocetones no podía dar buenos resultados, porque algunos seguían con dificultad los estudios, y otros, con su carácter ya formado, no parecían muy maleables para recibir la formación necesaria. Don Miguel Rúa, lleno de celo y caridad, trabajó enseguida para disipar aquellas críticas, hijas de un temor exagerado. Animaba y asistía caritativamente a aquellos pobrecitos y ponía de relieve, a los que se oponían a la santa iniciativa, los preciosos frutos que estaba dando ya entonces, y que daría más adelante. En el Proceso Informativo hizo esta interesante declaración: <>. Por esto, prosigue don Miguel Rúa; <((**It10.1327**)) formar con ellos un grupo aparte, para ahorrarles el posible desaliento que habían de soportar, al encontrarse algo atrasados en los estudios en medio de los niños, especialmente para poder cultivarlos más cómodamente, y, dejando ciertos estudios accesorios, hacerlos adelantar más rápidamente en los estudios esenciales para la carrera eclesiástica a la que aspiraban>>. La providencial iniciativa, llamada después Obra de María Auxiliadora (**Es10.1216**))
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