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((**Es10.1150**) A los que se hallan -en otras clases medios les sobran, -les sobran frases que expresen todo -su sentimiento hacia ti, padre, -cada momento. Quién con el verso -quién con la prosa, quién con metáforas -(>>forma jocosa?), todos dijéronte -su gran afecto. Nosotros, pobres... -en este aspecto aún no podemos -en suertes tales intentar vuelos, -saltos mortales, pues al Parnaso, -monte cimero, aún no llegamos -los de primero. Así que nunca -nuestros errores causarán risa -a esos señores: desanimados -en la tarea, ya desistimos -de tal idea. Sólo buscábamos -ya, la manera para decirte, -como saliera, que en nuestro pecho -arde muy fuerte una vivísima -sed de quererte. Después pensamos -en tu persona: <>. Vueltos de nuevo -a do empezamos, estos versillos -hoy te ripiamos... Padre, tú ansías -el corazón, que es el más bello -y grato don; más que metáforas -u otras figuras que, aunque brillantes, -son más oscuras. De acuerdo todos, -conscientes de ello, pronto pensamos -el don más bello. ((**It10.1253**)) Es imposible -un don mejor; tú, oh Padre, acéptalo: -es nuestro amor. Y si son míseras -las expresiones, son sincerísimos -los corazones. De ellos, oh Padre, -de nuestro amor, tú eres el dueño, -tú su señor. El himno compuesto por don Juan Bautista Lemoyne, inspirado en el Carmen de Beinasco, no agradó, como hemos insinuado, a monseñor Gastaldi, que no prohibió se imprimera, pero lo calificaba de exagerado. (**Es10.1150**))
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