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((**Es10.113**)para siempre allí de no habérselo impedido deberes familiares. Fue él quien depuso en el Proceso Informativo: <>, que pensaba dedicar a san Juan Evangelista, como homenaje de devoción a su gran bienhechor Pío IX. Veremos las innumerables gestiones que tuvo que realizar aquellos años para conseguir que se le concediera la parcela de terreno que necesitaba, y las dificultades que posteriormente puso monseñor Gastaldi, el cual, <((**It10.115**)) demostré que, mucho tiempo antes, ya había pensado don Bosco en hacer de su iglesia un monumento a Pío IX, y que yo mismo le había prometido costear la puerta principal, en la que se grabarían en bronce las gestas del pontificado de Pío IX>>. Otra empresa de aquel momento. Desde 1867 algunos propietarios, domiciliados en el barrio llamado de los Sagrín, luego de Garibaldi, y más tarde de San Segundo, habían constituido una comisión para promover la construcción de una iglesia en los alrededores de la estación ferroviaria de Puerta Nueva, para comodidad de la población que iba muy en aumento por aquella zona. Abrióse un concurso para los planos del nuevo templo, al que se presentaron varios arquitectos, y lo ganó el ingeniero Luis Formento. El Ayuntamiento aprobó los planos y el lugar donde se quería levantar el templo y autorizó su construcción en la sesión del 2 de enero de 1868; concedió gratuitamente el terreno más un subsidio de treinta mil liras a entregar en tres plazos, el primero al cubrir aguas del edificio, el segundo al terminarlo, y el tercero, una vez consagrado y abierto al público. Pero no bastaban estas concesiones para levantar la iglesia, sobre todo porque había surgido una grave dificultad; quería también el (**Es10.113**))
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