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((**Es10.110**) >>Nadie estaba enterado de nuestro proyecto, nadie nos vio pasar la valla, ninguno de nosotros (estoy casi seguro) fue a confesarse con don Bosco; y, sin embargo, al día siguiente, mientras íbamos a misa, al pasar junto a don Bosco, que atravesaba el patio de los externos con los alumnos, él me habló al oído, como solía, y, con la suavidad de un padre, me preguntó si había salido después. Contesté que no, y me dejó. >>Otro hecho parecido me confirma que don Bosco vigilaba personal y continuamente a sus hijos (es absurdo pensar que sólo lo hiciera conmigo) y que los tenía siempre visiblemente presentes. En otra ocasión había planeado con otros, sin ningún fin determinado, salir por la iglesia durante las confesiones de la tarde. No salimos, no recuerdo por qué motivo; pero, al día siguiente, por la mañana, don Bosco me preguntó si había salido. >>Dos veces, durante los cinco años de mi estancia en el Oratorio, tuve el capricho de escapar para divertirme, y las dos se enteró don Bosco. >>Cómo lo consiguió? No encuentro otra explicación, sopesadas todas las circunstancias, sino pensar que don Bosco me veía, aunque no estuviera físicamente presente, y me protegía>>. El primer día de cuaresma fue don Bosco a Varazze para tratar sobre la aceptación de aquel Colegio. El lunes siguiente se comenzaba en el Oratorio la catequesis cuaresmal, que se daba todos los días, excepto los sábados, hasta Semana Santa, y acudían a ella muchísimos niños de los alrededores. Actuaban como catequistas los sacerdotes, clérigos y también algunos alumnos mayores. De la misma manera se preparaba para el cumplimiento pascual a los muchachos del Oratorio de San Luis, en la avenida del Rey, y a los del de San José en Borgo Nuovo. El Oratorio festivo de Valdocco renacía aquel año en la iglesia de San Francisco de Sales, que había sido desalojada, excepto el espacio del altar mayor. Desde 1870 don Bosco había confiado la dirección de la misma a don Julio Barberis, ordenado sacerdote el 17 de diciembre: en ella celebraba la santa misa, predicaba y actuaba, ayudado por varios hermanos. Un patio de noventa metros de largo por diecisiete de ancho, con aparatos de gimnasia, servía para el recreo. La puerta de acceso estaba en la plaza, ((**It10.112**)) a la izquierda del Santuario, en el mismo extremo del patio, que era el último trozo de la propiedad del Oratorio. El 8 de diciembre de 1870, al ver Pío IX que la Iglesia era tan <> como para dar a pensar a los impíos <>, aceptaba las súplicas del Episcopado de todo el mundo y declaraba a san José patrono de la Iglesia Católica, <>, y elevaba la fiesta del 19 de marzo a rito doble de primera (**Es10.110**))
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