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((**Es1.45**) cementerio, acompañado del dolor y las oraciones de toda la población. Cuanto hemos dicho de Francisco lo supierondon Miguel Rúa y otros, de labios de mamá Margarita. De este día de luto hablaba con frecuencia don Juan Bosco a sus pequeños amigos, los alumnos del Oratorio de San Francisco de Sales, para inculcarles el respeto, la obediencia y el amor a sus padres. En los primeros tiempos, cuando no eran tan variadas sus múltiples ocupaciones y la salud le acompañaba, al anochecer se presentaba en el patio durante el recreo y, al instante, centenares de jovencitos corrían a su alrededor: él se sentaba y los entretenía con relatos edificantes. A menudo les contaba anécdotas de su niñez. Entonces, más de uno le decía: -Cuéntenos la muerte de su pobre papá. - Y don Bosco les decía: -<((**It1.36**)) hijo mío, insistió la madre, ven conmigo: ítú ya no tienes padre! - Y dicho esto, rompió en llanto, me tomó de la mano y me llevó a otro sitio, mientras yo lloraba porque ella lloraba. En aquella edad, yo no podía comprender la gran desgracia de perder al padre. Pero nunca olvidé aquellas palabras: -íYa no tienes padre!- También me acuerdo de lo que hicieron entonces en casa con mi hermano Antonio, que desvariaba por el dolor. Desde aquel día hasta la edad de cuatro o cinco años no me acuerdo de ninguna otra cosa. Y desde esta edad en adelante, recuerdo todo lo que hacía>>.(**Es1.45**))
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