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((**Es1.345**)((**It1.427**)) CAPITULO XLVIII PRIMER SERMON DE JUAN EN ALFIANO -UN PASEO A CINZANO PARA VISITAR A COMOLLO -SU HABILIDAD PARA LOGRAR SE LE PREPARE UNA COMIDA -NUEVAS PRUEBAS DE SU MEMORIA PASABA Juan felizmente sus vacaciones: trabajaba, estudiaba, daba repaso y reunía a los muchachos los domingos. Un día fue invitado a predicar sobre el rosario en el pueblo de Alfiano. Con el permiso y la supervisión de su párroco aceptó la invitación y, por vez primera, subió al púlpito de aquel pueblo, satisfecho de poder dedicar las primicias de su predicación a la Señora, que se le había manifestado varias veces como madre y guía. Fue su primer tema la eficacísima oración en honor de María Santísima de la que fue apóstol incansable el sapientísimo León XIII, seguro de que con ella se obtendría del Señor la restauración social. No hacemos esta reflexión porque sí; ya el lector entenderá el porqué en el desarrollo de nuestra narración. Comollo que no olvidaba a su amigo, acababa de escribirle: <((**It1.428**)) pero ya he empezado a leer la historia de las herejías, y me va a faltar tiempo. Espero hacerlo otro año. Por lo demás, sigo estando todavía en un ameno paraíso terrenal; en él río, salto, estudio, leo, canto y no faltas más que tú para llevar el compás. En la mesa, en el recreo, en el paseo me gozo con la compañía de mi querido tío, que, aunque ya gastado por los años, está siempre alegre y festivo y me cuenta constantemente cosas bonitas, que me alegran sobremanera. Te espero para el tiempo convenido; que sigas alegre; y si me quieres bien, ruega al Señor por mí>>. Juan Bosco condescendió a la invitación de Comollo. Nunca había (**Es1.345**))
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