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((**Es1.340**) animal; de un disparo le deshice las costillas, tanto que el animalito cayó, dejándome abatido el verlo muerto. A la descarga acudieron mis compañeros, y mientras ellos se alegraban por la pieza cobrada, eché una mirada sobre mí mismo y advertí que estaba en mangas de camisa, sin sotana y con un sombrero de caza, por lo que parecía un contrabandista; y esto en un lugar a más de dos millas de mi casa. Quedé mortificadísimo, me excusé ante los compañeros del escándalo dado por aquella forma de vestir; volví enseguida a casa y renuncié de nuevo y definitivamente a toda suerte de cacerías. Esta vez mantuve la palabra con la ayuda de Dios. Que él me perdone aquel escándalo. >>Estos tres hechos fueron para mí una terrible lección, y desde entonces me entregué, con mejores propósitos a la vida recogida y quedé persuadido del todo de que el que quiera darse ((**It1.421**)) plenamente al Señor ha de renunciar completamente a las diversiones mundanas. Es cierto que, a menudo, éstas no son pecaminosas; pero también es cierto que, por las conversaciones que se tienen, por la manera de vestir, de hablar y de comportarse, contienen siempre algún riesgo de ruina para la virtud, especialmente para la delicadísima virtud de la castidad>>. Estos son los sentimientos que humildemente expresaba don Bosco sobre sus vacaciones; pero de muy diverso modo opinaban de él los que fueron sus testigos. Contaba el cura económo don Rópolo: <(**Es1.340**))
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