Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es1.32**) eran llamados a filas, se excluía de cargos públicos a muchísimos que, por amor o por fuerza, se habían manifestado partidarios de la República se les imponían multas o se les encarcelaba. En Castelnuovo de Asti, no lejos de Capriglio, los guardias esposaron al vicario parroquial, don José Boscasso, y se lo llevaron a Turín con otros tres sacerdotes apresados en Asti: el vicario general, un canónico y el prior de los servitas. Setenta sacerdotes, víctimas de acusaciones políticas, fueron hechos prisioneros en sus iglesias, algunos mientras confesaban, y, encadenados de dos en dos, expuestos a los insultos de la plebe, hicieron el camino a pie, desde Turín hasta el castillo de Alessandría. Entre tanto, los viveres escaseaban, el trigo costaba el precio enorme de veinte liras la hemina 1, y Austria prohibía la exportación del trigo de la Lombardía. Por estas razones, los campesinos habían perdido la confianza en los nuevos magistrados, que representaban tan mal al gobierno del Rey, y faltaba poco para que perdieran el antiguo afecto de la Casa de Saboya: desde luego, la aversión contra los aliados llegaba al colmo. Margarita, aunque no sabía qué era odiar, no podía por menos de participar de la indignación general. Era el mes de septiembre de 1799, la estación de la cosecha del maíz. La familia Occhiena tenía extendida al sol en la era, delante de la propia casa, su cosecha de maíz para que se secara, cuando llegó un escuadrón de caballería austríaca. Los soldados hicieron alto en el campo vecino y los caballos, libres de sus bridas, fuerona adonde estaba el maíz. Margarita, que vigilaba la era, al ver aquella invasión ((**It1.18**)) de su propiedad, dando gritos trató de alejar a los caballos empujándolos y golpeándolos con las manos. Pero los robustos animales no se movían y seguían devorando con avidez tan opíparo banquete. Entonces, dirigiéndose impertérrita a los soldados, que desde la otra parte del vallado la miraban y se reían de su apuro y vanos esfuerzos, comenzó a apostrofarlos en su dialecto para que custodiaran mejor a los caballos. Los soldados, que no entendían nada de su lenguaje, no dejaban de reírse y repetían de cuando en cuando: -<< Ya, ya.>> -Os reís?, continuó Margarita puesta en jarras; a vosotros os importa poco que los caballos se coman nuestra cosecha, que vale catorce liras y media la hemina. A vosotros no os cuesta nada este maíz, pero nosotros lo hemos sudado durante todo el año. Qué comeremos este invierno, con qué vamos a hacer la polenta? íSois unos abusones! Queréis apartar los caballos, sí o no? 1 Medida antigua para líquidos y áridos: en Turín, equivalente a 28 litros. (N. del T.)(**Es1.32**))
<Anterior: 1. 31><Siguiente: 1. 33>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com