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((**Es1.246**) junto a la catedral, a darle clase: alguna vez y con el mismo fin era Palazzolo quien iba a visitar al amigo; y Juan le enseñó con tanta paciencia y habilidad, que en poco más de dos años no sólo le elevó al grado que quería, sino que lo presentó a los profesores del colegio para los exámenes, de los que salió airoso.Quién no ve en este caso un preludio de su futura institución de los <> para promover las vocaciones tardías de jóvenes adultos al estado eclesiástico? También aquí conoció Juan a Domingo Pogliano, campanero de la catedral, cuyo aprecio, sin saberlo, ya se lo había ganado por su fervorosa devoción, por su apostolado catequístico con los de su edad, y los honestos pasatiempos tan necesarios para alejar del mal a la juventud. ((**It1.294**)) Este buen hombre, considerando que la casa de Pianta no era lugar muy a propósito para estudiar con recogimiento, invitó a Juan a aprovechar la tranquilidad de la suya, adonde fue en muchas ocasiones. Afirmaba el campanero no haber conocido nunca un joven tan discreto y virtuoso como Juan Bosco. Los herederos de Pogliano conservan todavía con veneración la mesita en la que Juan estudiaba. Así nos lo contaba don Carlos Palazzolo en los últimos años de su vida. (**Es1.246**))
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