Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es1.236**) constante ejemplar conducta. Juan Bautista Matta, ya mayor, montó una droguería en Castelnuovo de Asti, su patria, donde fue alcalde muchos años, y en 1869 matriculaba a un hijito suyo en el Oratorio de Turín, donde permaneció durante tres años. Don Bosco le invitaba siempre a comer con él, y le tenía tantas atenciones, que causaba admiración a los que ignoraban la causa de tal preferencia. Era una prueba de la perenne gratitud que conservaba todavía viva hacia aquella familia. De vuelta a Susambrino se encontró Juan con que el matrimonio de su hermano José había proporcionado a su madre Margarita una buena compañera, que le dispensaba las mismas atenciones que ella había tenido con la abuela. Juan pasaba gran parte de su tiempo en I Becchi, donde reunía en los días festivos a los muchachos de la aldea para enseñarles catecismo, a leer y escribir, sin exigirles más recompensa que el que se acercaran a los santos sacramentos una vez al mes. Aquí vemos nosotros los comienzos de las clases dominicales y nocturnas para los pobres hijos del pueblo que se añadieron al oratorio festivo. En cambio durante la semana, dedicaba largo tiempo ((**It1.280**)) al estudio de los autores clásicos. Y se ocupaba en hacer muebles para las necesidades de la casa. Hemos visto con nuestros propios ojos una mesa y alguna banqueta fabricadas por él, que todavía existen. Sacaba también provecho del oficio de zapatero, que había aprendido aquel año en Chieri; y aunque no hacía zapatos finos, sabía remendarlos cuando se estropeaban y dejarlos como nuevos. Estas industrias suyas inspiradas ciertamente por la pobreza, le proporcionaron abundantes ahorros. En su pequeño taller se añadió la mesita del zapatero al horno del herrero, a la mesa del sastre, y al banco del carpintero. Aquellas vacaciones quedaron señaladas con un solemne acontecimiento. El piadoso clérigo José Cafasso, tras unos ejercicios espirituales en la casa rectoral de Moncucco, bajo la dirección del cura párroco, canónigo Cottino, fue ordenado sacerdote el sábado de las cuatro témporas de otoño, 21 de septiembre, y al día siguiente celebraba su primera misa en Castelnuovo de Asti entre el júbilo y las fiestas de sus paisanos. Juan debió llorar de santa envidia al verle subir al altar; tanto más cuanto que hacía años deseaba ser su amigo, pero siempre nacían nuevos obstáculos que le mantenían lejos de él. Al terminar el santo sacrificio se le acercó para besar por vez primera su mano consagrada, y creo yo que una mirada afectuosa del nuevo sacerdote le hizo conocer que su deseo había sido escuchado y que en él encontraría un padre, un amigo, un consejero, un constante (**Es1.236**))
<Anterior: 1. 235><Siguiente: 1. 237>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com